La ciudad de Nueva York pasó de ser una ciudad imitadora del estilo europeo a convertirse en todo un referente de estilo en cuanto ciudad cosmopolita donde las haya, hogar de artistas, diseñadores y todo tipo de gurús de la moda, la Gran Manzana hizo suyos los rascacielos, y su otro gran invento fueron los lofts. El cine y desde hace menos tiempo, las series, son la ventana desde la que vemos las viviendas de los neoyorkinos más famosos. Desde los personajes de Billy Wilder hasta nuestros días, sin olvidar al genial  Woody Allen, hemos visto miles de interiores neoyorkinos que ya han pasado a formar parte de nuestro imaginario colectivo y creado un estilo definido en interiorismo. Hoy este estilo ha traspasado fronteras y podemos plantear un interiorismo neoyorkino en cualquier parte del mundo.

Artistas en los años 60 y 70, diseñadores, publicistas y todo tipo de profesiones en los 80 y 90, han dejado en la ciudad un interesante crisol de estilos en las últimas décadas. El estilo neoyorkino es sofisticado y multicultural ya que en Nueva York vive gente procedente de todas las partes del mundo. Después de París, Nueva York es la cuna de lo chic y lo moderno. Todo esto conjugado con la tradición industrial de la ciudad, que deja edificios industriales concebidos como grandes monumentos, con interiores amplios, diáfanos y luminosos. Interiores que definen un estilo de vida y a unos habitantes que hacen que Nueva York sea la ciudad más deseada del mundo.

Grandes ventanales de suelo a techo en los rascacielos más modernos y también en los edificios más antiguos. Espacios abiertos y prácticos que nos invitan a vivir. Muebles de diseño mezclados con elementos industriales, que no ocultan la influencia del diseño holandés, quienes importaron elementos de la primera arquitectura de lugar. El estilo fabril se ve suavizado por detalles y objetos refinados, que aportan elegancia y sofisticación.

Los característicos techos altos se pueden conseguir con muebles bajos y a ras de suelo. Ganarás un poco de altura, eliminando el falso techo y dejando a la vista los conductos e instalaciones, muy en la onda con este estilo. En la ciudad de las galerías de arte, no puede faltar un cuadro o una foto de gran formato al menos en una de las paredes de cada casa. Por lo demás, las paredes serán de revestimiento austero cuando no sean directamente de ladrillo visto. Abundarán otros materiales sin tratar como la madera.

El minimalismo en colores, imperando el gris y el negro o los tonos tierra del ladrillo son una constante, pero esta sobria paleta muchas veces se rompe en favor de un toque de color brillante, ya sea en un cuadro o un elemento del mobiliario, como por ejemplo un puf, un juego de cojines o un sofá Mah Jong.